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tiempo-muerto

La Parada

Salgo corriendo del portal, corriendo sin mirar atrás. Sin mirar atrás como no se mira a los amores que nunca van a volver en aquellos domingos de primavera. Algo te incita a volver la cabeza emocionado, pero tu sigues adelante a toda prisa, como si alguien te persiguiera, alguien que no es nadie salvo tu mismo.
Bajo la cuesta con la mirada fija en la parada del autobús. Allí no hay nadie salvo un cartel con un anuncio de una mujer en lencería.
Me siento en la parada. Espero a ese autobús que me debe llevar tan lejos. Espero esa oportunidad de dejar este mundo. Espero como se espera a una novia que nunca sabes si va a aparecer.
De repente aparece el autobús, doblando la última curva antes de llegar a tu encuentro. Es un enorme autobús verde que avanza con paso firme, sin pensar siquiera a donde se dirige. Yo quiero subirme a ese autobús.
Pero el autobús pasa indiferente ante mí, continuando su trayecto. Yo corro tras el.

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