Blogia
tiempo-muerto

Los Amigos Imaginarios

Ayer por la noche llegue a mi casa a las 9 y cuarto, entre directamente a mi habitación, deje la mochila y me puse ropa cómoda (y sucia). Después baje hacia la cocina, en donde me esperaba en el horno un trozo de pizza que me habían dejado de cena. Me la comí rápidamente y como atraído por una extraña fuerza baje a la habitación del ordenador. Una vez allí, encendí la pantalla y me puse uno de mis muchos cds de música. Me conecté a Internet y estuve hablando con mi amiga de Nicaragua, mi otra amiga de Zaragoza, de Toledo, de Salamanca, de Madrid, de Zamora, y de Sevilla.
Fueron conversaciones amables, llenas de cordialidad y sonrisas, llenas de momentos rebosantes de humanidad. Me sentí querido entre gente que ni siquiera me conoce.
Con mi amiga de Nicaragua estuve hablando de política, de ensaladas y de fútbol, fue una conversación superficial pero animada. Con mi amiga de Zaragoza... bueno mi amiga de Zaragoza estaba demasiado ocupada haciendo un trabajo como para prestarme demasiada atención, es lógico. Con mi amiga de Toledo estuve hablando de música, estuve pasándome fotos y me contó unas extravagantes historias de su novio. Con mi amiga de Salamanca estuve hablando de mis escritos, de mis poemas y de mis sentimientos... y como vi que se aburría, acabé hablándola de sexo. Con mi amiga de Madrid estuve hablando de la universidad, de mis notas,(de las cuales mis padres no saben aún nada) de mis profesores, y de algunos compañeros de colegio. Hoy, a mi amiga de Zamora, no la hice demasiado caso, pues no me gustó al foto que tenía puesta. Y por último, mi amiga de Sevilla, a ella si que la quiero de verdad. Es una sensación extraña, quizás mas favorecida por mi necesidad de compañía que por méritos suyos. Con ella hablé de mis inquietudes, mejor dicho, compartimos nuestras inquietudes, compartimos nuestras vidas y nuestras experiencias, le confesé secretos que nadie conoce de mi y, he de confesar, que era siempre a la primera a la que contestaba. A ella la tengo un cariño muy especial que sin duda desaparecerá el día que nos conozcamos, pero mientras tanto, se que es una persona muy importante para mi, una persona a quién escucho y que de cierto modo influye en mi.
Después de este festín de sociabilidad volví a mi habitación, cerré la puerta con pestillo y me senté en la cama a pensar como haría el amor a la chica de Sevilla. Así me quede dormido.

Al día siguiente me despertaron las voces de mi padre en el pasillo, que llamaba mi hermana para bajar a desayunar. Yo permanecí encerrado en mi mismo y en mi oscura habitación hasta que marcharon. Entonces salí de mi habitación y baje a desayunar, me fui al salón y puse un programa en el que hablaban de política. Siempre me han parecido apropiados esos programas para la hora del desayuno.

Por cierto. Ayer pensé en suicidarme. No se porqué. Fue un pensamiento esquivo que me atravesó como un trallazo. Menos mal que se que no tengo suficiente valor para ello.

0 comentarios